LA ESPERA
Hay un bosque perpetuo junto a tu sueño.
Hay alguien que se ha ido, puede que en nuestro nombre,
puede que en el nombre de sí mismo,
nunca en el del Padre.
Deja el Padre, desde que lo es,
las hojas amancebadas, las raíces en su sitio.
Nosotros las cambiamos.
Manuel Rubio Rubio
Hay alguien que se ha ido, puede que en nuestro nombre,
puede que en el nombre de sí mismo,
nunca en el del Padre.
Deja el Padre, desde que lo es,
las hojas amancebadas, las raíces en su sitio.
Nosotros las cambiamos.
Manuel Rubio Rubio
I
En el espejo
mana, de solo estar
el perfil
impío, en silencio. Y en el eco visible llega,
mi tacto de
la nada, el inefable don del vacío,
hendido en
su costado, de flores amarillas.
En el espejo
mana, de solo estar
la espera
flotante, circular,
fluyendo en
eco de velas desplegadas.
En la espera
no existe espejo, de solo estar.
En la espera
discurre la palabra inquieta,
tangente a
las certezas, sin memoria.
Dejo la
silla huérfana y me abismo
desde mi
propia sima desmedida, de solo estar.
Entonces mi
perfil, bajo mis pies camina,
ansiando los
pasos, que por fin anidan
en la copa
de un geranio, el desenlace.
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