La musa Abisal


A veces veo tu rostro y mi corazón desborda flores; salen por su boca ramas agridulces. No obstante mi empeño, sé que dudar hace inabarcable la distancia, destruye los puentes y los ecos del beso ansiado. Yo, en mi honestidad, no quiero eso, porque al terminar este viaje, mi piel ha mudado y precisa amor del bueno, mas no buenas intenciones ni espejos. Y eso, amor mío, nunca podrás dármelo.


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