LOS PECES Y SU VUELO

Allí, a lo lejos, vestida de ríos amazónicos, me espera la muerte que me alcanzará algún día y me convertirá en un pez plateado como una flecha, agonizando sobre la arena.
Hoy no soy un pez, pero si un halcón que accede a la inmunidad de la altura natural, al destierro de ser un bello marginado montado en un crustáceo.
Aún siento, existo, escribo, escribo... siempre escribo y sobrevivo al apocalipsis y al terror de la ignominia de los astros.

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