VERDADES
SABIENDO la verdad de los tormentos
me asomé al abismo
sin más armadura que mis labios
y sin más tiempo que el presente.
Tu frente florecía cada mañana
colgada del acento que rechina.
Con mis manos abría la puerta de tu cuerpo
sin temor al descuido
y sin conciencia.
Dentro de tu desnudez
mis ojos vestían tus pupilas
regaban tus gladiolos
y alzaban tus confines
tus mínimas ciudades.
Dentro y fuera de tu desnudez
mi voz era otra
consolada en el final de la paciencia.
Y así
sabiendo lo terrible del desprecio
lo infinito del asombro
me asomé a tu abismo
sin más verdad que alguna tuya.
Mujer de frente florecida
que anidas en mi sangre
te asomas al abismo
sin más verdad que alguna mía.
Todos mentimos
A fin de cuentas.
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