SOLEDADES


Tengo soledades repartidas en mis huesos, 
en todo mi ser. 
Algunas son nimias prominencias, 
y otras, desmesuradamente adversas,
fragmentan el día y pliegan las hojas. 

No me avoco a la tristeza,
me deslindo de nostalgias, 
pero me siento, irremediablemente solo, 
desentrañado de las perlas y la risa.

Acaso otros pasos me acompañan
y otras manos me recorren, 
obnubilando mis ojos de plegarias, 
de lágrimas o espantos que anidan en las sombras. 

Acaso sea yo el precursor del vacío, 
de la nada universal, inabarcable, 
que no admite dádivas ni arengas. 
Acaso sea objeto de un destino inevitable, 
como despedidas en andenes olvidados. 

Acaso yo no entienda
las verdades esenciales.
Acaso estoy solo, sin culpables ni emisarios,
ausente de mí, en el ojo perpetuo
de una multitud sin fronteras,
ciega, sin asombro.

Comentarios

  1. Como bien dices, existir por el mero hecho de permanecer, no es suficiente. Es importante, creo, dejar algo en este mundo, sea por el medio que sea. Generalmente se consolida en nuestro amor a los hijos, que nos recordarán.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares