CASA VACÍA
Tengo una casa vacía, sin nombre ni perdón; repleta de latencias, de amores que se fueron, sin rastro ni señal.
Mi
casa es sitio de sombras, de absurdas vanidades, que andan por la noche,
crujiendo mis frontales.
Mi
casa es insomne, de verbos pestañados; derrama luz las mañanas y es lívida
jactancia de muertes que me acechan. Yo no les temo, les abro espacio en los
cajones, henchidos de recuerdos y flores paginadas.
Mi
casa es templo sin dogma, vacío de palabras y preñado de silencios. Acaso
habito a deshoras, a destiempo sus estancias. Mi arribo, desde alguna frontera
de lascivia, fue tardío al lugar de sus portales.
Acaso
sin lengua, soy irremediablemente el único habitante de su sombra, impía y
verbal, que se alza con el alba y descansa en mis espaldas.
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