PLEAMAR
De noche, por mis hombros
la luna transita desnuda,
bellamente trazada.
De noche, sin hombros,
la mudez siesa de las hojas a esta hora,
dibuja preludios o gigas,
con oficio propio, sin candor,
con voz de cierzo temprano,
o pasos de alas gerundias.
A esta hora, ha dejado de llover
y el cometa pasa con vértigo,
cegando los ojos y las vendas,
ahuyentando las aves
que salen de los ríos, porque los árboles,
ya libres, giran ingrávidos
en la caverna umbría del universo,
buscando los dedos o las uñas
de una eternidad posible, venidera.
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