OTRO CIELO


Volví después de mucho tiempo. Todo, o casi todo, había cambiado. El patio, ¿lo recuerdas?. En él se erguían dos arboles. Hoy, sólo queda el recuerdo de uno. Al entrar, por mi brazo izquierdo subía la memoria; por las viejas puertas, entraba la memoria. Y por aquel oído tuyo, ciego, la memoria urdía albores sin fatiga. 
Soy otro, no el que era entonces. He vuelto, pero mis pasos ya no silban. Ya nadie me conoce y todas las paredes han vestido otros sonidos. ¡Cuanto tiempo ha pasado! 
A veces, o siempre, el dolor es injusto. Qué alma, qué olor, qué vista empozada abarca esta noche. 
Busco, ando, camino las esquinas más lejanas. Veo una luz distante. Detrás de ella, el filo inmenso de tu risa, la pasión blasfema del sudor. Las piernas, las manos, las puertas, las bisagras, el viento, el cielo.

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