ELEGÍA PRIMERA
Y de
todas formas, aunque no estés, tus pájaros vendrán al amanecer o la tarde.
Vendrán, aunque no estés en el jardín vacío, vendrán a la enamorada del muro,
al ceibo del Brasil, al recuerdo del ciprés que plantamos juntos y vimos
crecer, a los sillones oxidados y a los objetos que nadie, nunca ordena.
Vendrán al
microcosmos que tantas veces contemplé desde la puerta del comedor umbrío.
Mira:
un Quetupí de pico negro se ha posado en el vértice del pino. Su voz abarca,
con su eco, toda la oquedad de la tarde
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