SOLEDADES

      POR la ventana que da al patio, se ven objetos que agonizan, raídos por el tiempo y la intemperie. Los ojos se inundan del vacío que ellos emanan. Hace tiempo que nadie los visita, salvo algún pájaro de brújula errada . Ellos me despiertan cada día, en el borde del abismo que golpea. Claman las manos, los brazos y los aventurados miembros de la sombra. Me he quedado solo en medio de esta nada y otra vez los golpes de la sangre, en mi frente, en mis frontales, diezmando mis defensas. A veces, uno está tan triste...

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