TUS RÍOS

Entonces el azul de tus venas
fue naciendo de mis dedos
y quedándose en el pliegue
de tus manos, que me abarcan
como a un sueño verosímil,
en la totalidad de tus pasos
que vienen y van
en el alma de los faros.



Y también nacieron tus ríos
que resguardan
el laberinto de mi sueño,
y los dedos de mi mano
que por fin te pertenece.

A A. DV.R


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