LA ESPADA
Miles de palabras abren su boca
en mis manos, ansiosas por saltar al
vértigo del cielo, recostado en
el reflejo violáceo de la tarde.
Miles de recuerdos abren ojos en
mi frente, ansiosos por actuar
templando las palabras, que discurren
por la espalada, viajera de la sombra.
Cientos de cajones, de objetos sin
oficio, llenan los pasillos de la
casa que enloquece de vacío.
Es la hora de vestirse el cuerpo
de esperanzas, hora de soñar con
un mañana venturoso, de cerrar
y abrir los brazos para que el aire
luzca breve en esta última morada.
en mis manos, ansiosas por saltar al
vértigo del cielo, recostado en
el reflejo violáceo de la tarde.
Miles de recuerdos abren ojos en
mi frente, ansiosos por actuar
templando las palabras, que discurren
por la espalada, viajera de la sombra.
Cientos de cajones, de objetos sin
oficio, llenan los pasillos de la
casa que enloquece de vacío.
Es la hora de vestirse el cuerpo
de esperanzas, hora de soñar con
un mañana venturoso, de cerrar
y abrir los brazos para que el aire
luzca breve en esta última morada.
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