EL HIJO
Y con el tiempo de las lluvias
su boca quería llorar de júbilo
asistir al entierro de las penas
y volar sobre la tierra.
Sus brazos sonaban a viento
a riendas enterradas
a cuerpos bañados por el valle
y a vientre de luna estremecida.
Niño mío que te vas
quién hablará por tus mejillas?
quién bordará mis ilusione?
y sobre todo
quién me verá con tus caricias?
Shhhhhhhhhhhhhhhh
no digas nada.
En los esteros anda el duende
con su sombrero milenario.
Comentarios
Publicar un comentario