EVOCACIÓN DEL RIO

Sube el invierno terso
por los brazos de las enredaderas,
por el tronco de los álamos
y por los pliegues del agua.

Sube una señal de antaño,
un rostro ajado repleto de señales,
unas manos que rozan
y un tallo desigual, nacido de la espera.

Así, la estación de la escarcha
sube por mi frente, por mis ojos
se instala en mi refugio
y me hace vulnerable. 

Entonces mi rostro se viste de recuerdos,
mis brazos amarillan 
y el tronco se desborda
sobre los pliegues del agua,
que es lenta, marrón
debajo de los sauces.


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