EL AGUA Y EL VINO

Se perdieron las cadenas
que sobrevolaban tus dedos.
Se perdieron los adjetivos
la descendencia y la certeza.
Se perdió tal vez todo (pero)
no obstante el silencio
las notas se estrellan
contra el hueco del techo
por el que se ven 
los astros a lo lejos.

Los hombres estamos
de espaldas al cielo
al todo universal
al gemido de los ríos
y al pudor de la foresta.

Los hombres estamos
de sentido extraviados
sin razón que justifique
tanta mudez y sordera
tanta desolación
ni tanta muerte.

Los hombres venimos del mármol
de la selva y los ríos.
Venimos del miedo
de un corazón que no cesa
y de una senda empinada.
Los hombre (pobres)
nacemos todos de un vientre
al que jamás volveremos.



 

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