ALBORES
El niño latente, de elementales sombras
Recorta silueta contra el
suelo de escarcha.
El niño de escarcha, de tiempo
convexo
Atraviesa prados con mirada
de agua.
El niño del agua, de alforja
vacía
Se precipita bello sobre umbrales
vacuos.
El niño vacío, de manos ceñidas
Ombliga los astros y se adivina
eterno.
El niño perenne, de sonrisa
brusca
Desordena estrellas y constela esfuerzos.
El niño inquieto, de paso corchea
Se detiene prado y mece los vientos.
El niño que observa, tropieza en
las hojas
Y muda estaciones de heredados trenes.
El niño poeta, no descifra versos
Pero aprende pronto que la vida
duele.
El niño que es hoy, se despide
del vientre
Y arremete fusa, contra el viento cierzo.
El niño es pasado, pero sigue
andando
Con mirada calma y alforja que
pesa.
El niño despierto, del alba
bendita
Reblandece gestos y cierra sus
ojos
Y se queda mudo, sin sombra posible.
Cuánta belleza hay en este poema Daniel, riqueza del lenguaje, ritmo, pareciera que algún extraño tapón que te bloqueaba se ha desintegrado y te pones de pie y escupes a borbotones, todos los versos, todas las palabras, todos los temblores. Te felicito desde la emoción!
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