SUCESOS
Ocurre a veces que dejas de sentir algunas cosas que estaban ahí, que
parecían inapelables, absolutas. Sucede que puedes moverte en ese
espacio en el que un milímetro marca la diferencia entre hacer un viaje
al África o tomar un café con un amigo. Entre reír a puerta abierta, o
llorar a mares, a océanos. Nadie puede hacer esto por nosotros, ni abrir
nuestras puertas, porque cuando pienso estas cosas, mi dedo índice
dibuja el perfil de tus labios, como solo yo podría hacerlo. Porque
también es posible que justo en ese instante, tu dedo índice dibuje el
perfil de mis labios, o de otros labios, como sólo tú puedes hacerlo,
andando y desandando la geografía del hilo rojo imborrable que nos
mantiene alerta, cada vez que cerramos los párpados, para vernos.
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