LA MADEJA ROTA
A veces, sin pensarlo ni esperarlo, el final nos alcanza. La línea roja que hilaba nuestro puente se rompe, desaparece. Por un instante el sentido de las cosas se aturde, y ya no piensa ni cavila; deambula en pasillos miserables, porque, en definitiva, nadie dijo que fuera fácil.
- Obtener enlace
- X
- Correo electrónico
- Otras aplicaciones
Comentarios
Publicar un comentario