La Despedida

Durante la noche, el pájaro de tu deseo sobrevolaba los árboles del patio. 
Durante el amanecer ya eras otra, y habías trascendido mis propias mezquindades. 
Tal vez, al abrir los ojos, entendí que lo sabio, 
era dejarte marchar
y omitir los rincones.
 

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