La muerte breve

De solo estar, a veces te vas y yo me quedo mirando como te alejas, a paso lento y pausado, sin mirar atrás. En realidad, estas partidas han ido tendiendo los lazos que hoy nos unen ante el tiempo y el espacio.
A veces, solo unas pocas veces, giras la cabeza y me miras, entrecerrando los párpados. Conozco ese gesto descuidado pero franco, como tu silencio en el desayuno, cuando no me miras, ni en realidad miras nada. Entonces quisiera ser alquimista o mago, o adivino, para saber los colores que imaginas, que transitan esos paso bellos, que tanto amo desde lejos.
Vete siempre, pero regresa, como solo tu sabes. Yo sabré esperarte en el rincón exacto, porque desde el trasfondo de mis sentires te quiero, aunque estés lejos.

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