LO IRREMEDIABLE

Todos vamos a morir,
triste o alegremente.
Las excepciones a este hecho
son un espejismo.
Nadie, salvo los suicidas,
elige el día y la hora de su muerte,
e incluso ellos yerran muchas veces.
Pero ustedes me mintieron:
Hermano, hija mía.
Le mintieron al tiempo
y la impiedad sembró mi casa
de ausencias prematuras.
¿Hernán, Allegra: dónde,
en que ranura se esconden?
¿Están por ahí, o solo juegan a escondidas
para aliviar lo insoportable?

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