REINA DEL BOSQUE
Resguarda mi piel, de los dientes del miedo. Templa mi rostro, hazlo
breve, sin esquinas. Quiéreme en tiempo sabio, sin pausas ni
miramientos. Ama mi cuerpo y afina mi voz si duda. Engrosa mis versos,
suaviza mi ceño y deja que el viento pliegue su cuerpo, que gira en la
eternidad o en las aceras de un parque, donde todo, de una vez, acaba
saliendo a la luz.
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