PIEDRAS


El travertino y el cincel,
tomados de la mano,
entran en el horizonte.
 
Un anillo de agua los envuelve,
Y a lo lejos
grajos inversos
desgranan sus plumajes.
 
Los jirones de mi piel
se envuelven en los troncos
Y las enredaderas se mueren de tristeza.
 
Todo gira, al fin. Todo gira.
Mi alma es el travertino y el cincel.
El horizonte se ha cerrado
A pesar de mis plegarias.


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