GUITARRA CIEGA


PARA qué vibrar la tensión del aire,
o el desnudo cuerpo de las alas?
Las maderas, el arce y el cedro lloran,
en el hueco de un cuerpo mudo.

Brillan las falanges que duelen.
La tersura de las uñas,

y la voz rota del que se fue
dejando este mueble ciego.
 

Por la noche lo espera,
por el alba lo espera,

gimiendo inerte en los labios
que sólo nombran silencios.


Yo te despedí un día,
y te blasfemé un día,
callando todos tus dones,
solté tus manos de arena.
 

Y  fui un hombre gris.
 

El arriero, la rueda que cruje.
Yo te alivié un día,
Para no sufrir más.

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