HIJOS

Me retuerzo ante el cuerpo del calor. 
No da respiro ni razón
mientras sus hebras van tallando la estación. 

Entre tanta vanidad 
el hijo deja ir mi mano
y en silencio me pregunta 
dónde ha ido 
el mirlo de mi lengua. 

-No estés callado. 
 No estés callado. 

En la lejanía
padre 
yo sé volar si tú me hablas. 

No estés callado-

Comentarios

Entradas populares