INVIERNO SEGUNDO

Me detengo ante la quietud
y dejo pasar 
al pájaro del tiempo. 

Mis ojos hablan un lenguaje cada vez más agrietado 
y amarillo. 
Extiendo mis dedos 
y toco tus nubes. 

Allí, en la blancura del recuerdo, te veo como eras, como serás siempre 
que respire.

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