ESTACIÓN


NO dejará mi voz de extenderse,
ni la nación del aire de moverse,
como pájaro oscuro,
como piedra sin nombre.

Acampan claros, ríos ardientes
en la página negra del verano.
Y las manos se juntan,
y los dedos se ciernen.

Acampan rectas, notas recientes,
hojas lirias del alba transigente.
Y las falanges tropiezan
con los clamores del viento.

Ya no volveré a nombrarte, labio.
Ya no pronuncio tu cielo,
ni me detengo a pensarte. 






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