SIN NOMBRE
en
los ojos de la noche,
embriagando a los amantes
que se bebían como fieras.
embriagando a los amantes
que se bebían como fieras.
Y
trabajó la música
el
vino de la ausencia,
sin despojarlo de nada,
dejándolo al rescoldo,
sin despojarlo de nada,
dejándolo al rescoldo,
de
los olivos maduros.
Y
no hubo ya más vocablos
que
no evocasen al fuego,
al
rayo en cuerpos fulgentes,
que reinventaron el día
que reinventaron el día
sobre
el perfil de la noche.
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