TORMENTA

ES el verano
y el centro de la nada 
sustenta mis falencias.
Vuelvo a ser niño
y de mi nombre brotan naranjales
henchidos de tibieza
aseados de discordia
y ciegos de esperanza.
Pero la niñez se pierde
en el estrago del destino
en la tromba enfurecida
que brota de la tarde.
Entonces la ciudad
se queda sin aromas
las calles se atormentan
son cárceles son ríos
que vienen de la tierra
y mueren en la sombra
donde viven mi estridencia
mi pavor y mi tristeza.
Acaso 
de ser niño
estoy muerto de ti
de dios y de los verbos.
Acaso
de ser hombre
yo vivo en mis recuerdos
donde hoy ya sólo queda nada.
Acaso
de ser nombre
ya sangro en mi costado
sin margenes sin dicha
ni mano ni caricia.
Y sí:
La tarde se desangra
rompiendo mi universo
que es piedra sin presente
sin eco y sin asombros.
Mi voz se llena de anclas
de piedras
de tormento.
Estoy ciego de dios
sin final
ciego de voz/s.

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