FLORES
Y sin moverme
detenido en el centro de tu arista
dejé que me arrasaras
sin más defensa
que alguna palabra proverbial.
Ya no somos los de entonces
y sin embargo tu barco
aún nace en mis puertos
y se declara adverbialmente bello
poseído de la nada inmutable
de las tormentas y los siglos
y del mármol en las flores
que anidan en mi espiga.
detenido en el centro de tu arista
dejé que me arrasaras
sin más defensa
que alguna palabra proverbial.
Ya no somos los de entonces
y sin embargo tu barco
aún nace en mis puertos
y se declara adverbialmente bello
poseído de la nada inmutable
de las tormentas y los siglos
y del mármol en las flores
que anidan en mi espiga.
Comentarios
Publicar un comentario