CUERPO TUYO, Soneto 3

ENVUELTO en tus cavidades sombrías
resucito del dolor, de la tardanza,
de los gélidos pliegues de los relojes
y vuelvo a ser tu espacio amado.

Tus manos despiertan de la oscuridad
y me buscan por entero la mirada,
se reflejan en mis hombros desiertos
y se queman en el borde de mis labios.

Ámame así, rayo violeta, basal,
entorchado de vientos y ternuras;
arrasalo todo sin dejar retorno. 

Yo te espero con el alba que se va,
cada día, nombrando los fragmentos
de este cuerpo tuyo, que te espera.

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