EL AGUA EN LAS ACEQUIAS

DESDE las arterias de un surco
el agua sabia corre desbocada
hacia el destino tallado en los limoneros
con boca de pez
y piel de bermejo.

Pasos extranjeros corren 
por el surco en las acequias
diezmando su vientre
su líquido reflejo en el ombligo de la hojas.

En tu cuerpo
tapizado por folios de colores
cada vez que respiras
tus pechos sueltan hojas.
En algunas hay rostros
dibujos de una infancia.
En otras estás
definitivamente detallada
con tus márgenes y ríos
tus heridas y señales.

Es posible que yo soñase esta imagen
y que de ti no quede más que nada.

La nada.
Esa nada que discurre por mis pasos
y se templa ante la muerte
de las flores de mi frente.
Alguna vez me extravié en el vacío de mi pecho
del que me quedan palabras
calandrias y alguna que otra imagen
donde se observa tu rostro
velado ya por el tiempo
por ese fiel relojero 
que guarda naves e historia.

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