El CORAZON DE LA VIDA

Sentado en el brazo del río
dejo fluir el ámbar que crece
como una flor en mi frente.
Hundidos los pies 
en la fluidez marrón del cauce
añoro tu aroma que crece
como otra flor en mi espalda.
Acaso sea el murmullo del agua
que se interna  como el mar
en la caverna de mi sombra,
en la columna de mi risa;
acaso sea
que te espero desde siempre
como esos amantes fieles
que no cejan en su espera
ni en su empeño por estar
junto a este afluente marrón,
donde tu amor y mi amor
son una gota en el océano,
en el corazón latente de la vida.



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