LA TARDE

Camina lenta la tarde
hacía la curva del cielo
donde la noche descansa
como un ardiente animal.
De su mano van los vientos
las hojas y los placeres
sedientos de una penumbra
que nunca llega a tocarlos.
De su mano van mis sueños
las hojas y las tristezas
sedientos de una estación
donde poder descansar
cerrar los párpados
no hablar más
y soñar sin piedad
con el pliegue de los valles
y los ríos.

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