OCTUBRE

Las palabras se desprenden de la noche
cual dientes de granado:
pequeño infinito que arrulla tus ciudades.

Yo me detengo en la sombra y te observo,
como un prófugo que arriba sin señales.
Beso los confines de tu octubre, 
tus márgenes ocultos, tus cejas dibujadas.
Beso tu parsimonia y tus pechos,
me adentro en la tiniebla de las hojas
y abro la tierra de par en par,
con la destreza del amante que tu sueñas.

Estos huesos que me pueblan no son míos
y el pan que me sustenta es de otro margen:
Las palabras se desprenden de mis manos
cual dientes de granado:
pequeño infinito que arrulla tus ciudades.








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