MADRE

MADRE,
tus brazos son blancos,
como el perfume del cielo.

MADRE,
tu frente es horizontal,
como el amor de los ríos.

MADRE,
tu rostro es blanco abisal,
como el sonido de un templo.

MADRE,
tus brazos son, otra vez blancos,
como el abrazo pasado
y la nación de mis actos.

MADRE,
tu frente es, otra vez horizontal,
como el camino cernido,
o el transitar de los trenes.

MADRE,
mi voz te mira descalza,
y deja libre los astros
que pasearán tu recuerdo.

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