Poema De amor

 
El río trenzado
que desciende por tu espalda rubia, 
nunca deja de sorprender a mis sentidos. 
Justo ahí, entre los hombros,
como crisálidas durmientes
que enmudecen mi asombro de hombre niño,
extraviado en los quehaceres cálidos
de amarte, de ser en ti,
sin estupor trémula ni palabra vacua;
sin temores,
salvos los necesariamente honrados,
te revelo el cauce
de mis ríos inmersos,
de mis ánforas quietas, atravesadas de rayos,
como la tormenta, cautiva de tu sombra,
de tus pasos o de tu voz,
que susurra palabras de amor
a mis mejores galas.

Tal vez antes, no lo sabía.
Si tu mirada habla,
mi alma escucha.
A R.A.D

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