EL LLAMADO

Desde la otra casa, las voces proclaman mi falta de estar, mis días sin venir, cruzando la linea de escarcha, el nido gris de las greda temprana. Desde la otra casa, tu cuerpo me espera, sin apelativos ni flores. Simplemente me aguarda, como la tierra partida las gotas del alba, o las madreselvas el fin del invierno.
Soy un verso inquieto, abrumado por la calma que nos abisma, por las desavenencias absurdas del silencio.
Estoy solo. Solo de vos y de mi sombra. Repleto de palabras, de oraciones, que guardo para vos, en el centro de los ríos que atraviesan cada noche, mi frente lucero

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