Y cuando le preguntan a qué horas suele escribir, él siempre responde: -De noche. Yo escribo mis poemas mientras duermo. durante el día, mis manos transcriben lo que los mis fantasmas y sueños les dictan-
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Anónimo
LA TRIACIÓN
Tristemente
las aceras hoy lloran a mares. Deshacen con esmero las esquinas, las
ochavas, que es donde se agolpa el dolor. Recojo tu mano, tu abrazo
finito y los ardores del alma, pero algo me he dejado atrás. No vuelvo
la mirada para evitar sorpresas, o visiones que no obedezcan a tu
reclamo estelar. Sin pensarlo, aunque debería, me sumerjo en tus manos,
en tu abrazo finito y en los ardores del alma. Me esperas a cada paso
que avanzo. Te detienes un instante, de perfil, en silencio. Con asombro
pueril observo como tu mano, tu abrazo y tu alma, penetran en la casa
de mis palabras ciertas. Allí soy vulnerable a todo ello, a los gestos
extraños, a los rostros serios, a las palabras desentonadas y sobre
todo, a la traición o la deslealtad. Pero bueno, yo pedía poco, que a
la vez era todo y tu, no pedías, arañabas mi superficie para reclamar
otro faro. La luz ajena que por fin vino y supiste entender. Ya no sé
qué es el amor, ni sé si he amado. Hay en mi, un vacío tan enorme.
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