CUPIDO
En el abismo más profundo afloran los primeros
pétalos de tu luz partida, sustancialmente bella. Gimes despacio y tu
respiración breve asola las laderas de sus brazos recién paridos, con
cara de sol y nariz de luna. Es cuestión de un instante que él te mire.
Sólo un instante y eso bastará, o debería bastar, para que de aquí en
más, sobren las palabras.
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