El Valle lejano
A saber, desde el confín ancestral de la
memoria, un valle gigantesco inundaba sus párpados. Siempre había
querido recordar esto con precisión meticulosa, cerrando los ojos
para volver a oír el silencio eterno, inexistente en otro sitio.
Más allá, el silbido del viento entre las espinas de un cactus gigante,
universo desnudo y agreste, le hacía sentirse absorto, como una
elección inexplicable de la naturaleza. Había elegido irse, dejar ese
crujir en su garganta, para que vibrase para siempre, aún en su ausencia.
Qué preciosidad estos cerros de colores, es Tilcara, no?
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