Un recuerdo


Los pliegues del agua. El vértice de tu espalada y las hojas. Camino, busco los hilos de la madeja ciega, multicolor, en el sur, donde las ovejas pastan; en el pozo de Vargas, en el jardín olvidado, pero presente. También la ciudad y tus pliegues umbríos, tus pies en mi pecho, desde donde miro tu rostro, contra los pliegues de la almohada. Por eso sé, amanece de nuevo y volvemos a la danza perfumada de mis labios y los tuyos. Tengo muchos recuerdos, pero acaso, de los últimos años, este sea el más bello.

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