Los ojos



En un solo instante
Puedo perderme, de manera incontrolada
en el iris ámbar de tus cielos.
Allí, el ensueño, la calidez
desde la que me miras
me hace otro, diferente al que era.
Porque eres la forma
de una bondad encontrada
que no se espera,
en el aciago andar del alma toda.
Sobre todo ahora,
que ando de hombros, al cielo,
esperando la lluvia,
el diluvio:  pasajero de lo elemental,
que nos salvará, de manera incontrolada
del abismo
para poder, por fin, cerrar nuestros párpados,
tocar nuestras manos
y vernos, tal cual somos.

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